Bambera: Cante con copla de cuatro versos octosílabos o, a veces, el primero y el tercero heptasílabos y el segundo y el cuarto pentasílabos. Procede del folklore andaluz y es uno de los más claros ejemplos de aflamencamiento de canciones. En su origén es puramente campestre y deviene de la costumbre de acompañar, cantando, el balanceo o bamboleo del columpio, como lo atestigua Covarrubias, en su obra Tesoros de la lengua: «En la Andaluzia es Juego común de las moças, y la que se columpia esta tañendo un pandero y cantando», José Bisso, en su Crónica de la provincia de Sevilla, describe así la costumbre de las vampas o bambas: «Las Vampas son un doble columpio que se suspende de un corpulento árbol, por lo ordinario nogal, y se atraviesa con una tabla bastante resistente; colócase en ella la pareja que se mece mientras le hacen el corro y cantan e impulsan la vampa. Regularmente cada copla de uno de los del corro es contestada por otra de los del columpio; pero lo original es que para estas ocasiones guardan los amantes todas sus quejas, sus celos, desdenes, y, con una imaginación viva y perspicaz, improvisan expresivas canciones, de un momento en que median reconvención y ternezas, galanterías o resentimientos, desaires o desahogos de contenida pasión». El Padre Luis Coloma, en su Cuadro de Costumbres populares, también hace alusión a la de cantar en torno al columpio. con acompañamiento de guitarra, y en un patio, durante las fiestas de Carnaval, tradición que igualmente citan otros autores, entre ellos Blanco White,Cartas inglesas, y Armando Palacio Valdés, Los majos de Cadiz, dándoles una ambientación urbana. Como cante flamenco lo divulgó La Niña de los Peines, grabándolo en discos y popularizándolo, para después ser interpretado por un buen número de cantaores, haciéndolo cada uno con distintos matices, pero siempre dentro de la rítmica marcada por la primera. José Luis Buendía, ha valorado así la aportación que ha supuesto al acervo flamenco la bambera a través de La Niña de los Peines: «La Niña de los Peines, como hiciera con tantas otras muestras de cante andaluz, acogió esas letras, las acopló en el compás de una solea aligerada en su ritmo con esa maestría y dulzura que sólo ella poseía, y así realizó ese trasvase bellísimo que tantas veces ha repetido el cante jondo andaluz, esto es. acoger en su seno el folklore de regiones limítrofes y aflamencarlo, darle rajo y hondura, perfilarle unos tercios inconfundibles para generaciones venideras, a este bello resultado artístico. Pastora lo denominó bamberas. rememorando así, una vez mas la base onomatopéyica del termino, que no es otro sino el ya estudiado de bamba. La herencia de Pastora por bamberas quizá haya sido para una posteridad más remota, y, normalmente, no inmediata a la personalidad de su creadora, si repasamos los añejos repertorios discográficos, vemos que no es un cante que se prodigara antiguamente con demasiada frecuencia; sin embargo, cuando un buen grano arraiga en una tierra propicia, la cosecha no se hace esperar. y, poco a poco, ensanchando la base del cante, y, a veces, hasta rompiendo con su monotonía estilística, aparecen las nuevas generaciones que hacen recreaciones muy aceptables del cante por bamberas... El compás flamenco de solea que tiene la bambera, se complementa en el terreno del ritmo poético con dos clases de composiciones: o bien una cuarteta en la que los versos segundo y cuarto riman entre si en asonante, quedando libres los impares y repitiéndose algún verso (generalmente el segundo) al ser cantado, lo cual es lo mas frecuente en el viejo cante de Pastora y sus inmediatos seguidores: «Entre sabanas de Holanda/y colcha de carmesí (bis) / está mi niño durmiendo / que parece un serafín», o, por el contrario, la composición se agranda en forma de quintilla en la que no se realiza la repetición de verso alguno, y todo el conjunto se acomoda al compás que marque el cantaor: «Eres una y eres dos / eras tres y eres cincuenta / eres la iglesia mayor / donde toíto el mundo entra / toíto el mundo menos yo.» Las numerosas grabaciones de cantes por bamberas realizadas en los últimos tiempos, no se corresponde con la todavía mínima interpretación que se hace del estilo en festivales, recitales y tablaos.
El Niño de la Albarizuela
Datos extraidos del Diccionario Flamenco
de Jose Blas Vega y Manuel Rios Ruiz
Cinterco - 1985.