Garrotín: De origen incierto etimológicamente. Posiblemente del ast. garrotiada, reunión de gente para garrotiar, dar golpes al trigo en la era para que desgrane, y éste de garrote, palo grueso y fuerte que se maneja a manera de bastón.] Baile gitano, de ámbito no andaluz, que se incluye con frecuencia dentro de los bailes flamencos. Parece oriundo de Asturias o, al menos, del antiguo reino de León, y pasó por Cataluña, donde fue asimilado y recreado por los gitanos catalanes, concretamente en una región comprendida entre Lérida y el pueblo de Valls, en Tarragona, según Domingo Samperio, que lo califica de «divertimiento gracioso, sin mayores pretensiones flamencas». En opinión de El Maestro Otero: «El garrotín, a pesar de ser nuevo para nosotros (escribe en 1912) y ser Faíco el que lo ha dado a conocer en esta época, me parece que hace dos siglos lo bailaban todos los gitanos de la costa sur de España, no creo que se pareciera mucho al garrotín de hoy pero yo he visto baile de gitanos en Málaga, Granada y Valencia y quizá alguna persona le diera la idea a Faíco», añadiendo que éste con sus modificaciones, lo define tal como se le conoce desde entonces. Posteriormente, Carmen Amaya interpretó asiduamente este estilo. Por otra parte, el Maestro Goncerbia, declaraba en 1962, lo siguiente en torno al garrotín: «En el año 1904 tuve la fortuna de acertar con un nuevo ritmo, el garrotín. Una melodía pegadiza, movida y muy graciosa. Con este mismo nombre, el garrotín, salió la primera partitura que dio la vuelta al mundo. Adquirió nombre universal merced a Antonia La Cachavera, Amalia Molina, Orfeo, los hermanos Sebas y los Mingorance». Y en la revista Nuevo mundo, del 2 de mayo de 1912, se lee bajo el titular La dama científica, que «el señor Caetano (pundonoroso y digno director de la academia de baile de todo género de la calle Cabestreros)... ha sido uno de los más entusiastas divulgadores del garrotín». Es de ritmo vivo y dio nombre al cante que lo acompaña. // 2. Cante que acompaña al baile del mismo nombre y que comenzó su proceso de aflamencamiento a principios del siglo XX, fundamentalmente a través de La Niña de los Peines, que hizo de este cante una excelente versión. Es cante de tipo festero, con ritmo de tango y un tanto artificioso, con letras sencillamente graciosas y muy simples en su contenido. En los años diez y veinte alcanzaron gran popularidad, como se refleja en la discografía de la época. A partir de los años sesenta ha vuelto a estar el garrotín presente en la discografía flamenca, desde las interpretaciones de Antonio Mairena y Rafael Romero a las de José Menese y José Mercé.
El Niño de la Albarizuela
El Niño de la Albarizuela
Datos extraidos del Diccionario Flamenco
de Jose Blas Vega y Manuel Rios Ruiz
Cinterco - 1985.