Manuel Muñoz Alcón: Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), 1943. Su primer maestro fue su padre, Isidro Sanlúcar, panadero y guitarrista al viejo estilo, llevaba a su casa a amigos del cante y el toque; él desde niño demostró hallarse excepcionalmente dotado para seguir sus pasos. Sus hermanos también iban decantándose hacia la misma vocación, y entre ellos Isidro. Pero quienes más influyeron en sus principios, según dice, fueron Niño Ricardo y Diego el del Gastor. El primero por su sensibilidad, su aportación fundamental a la guitarra flamenca, su toque tan lleno de sentimiento, y el segundo por su aire de antiguo verdadero... Mientras aprendía trabajó en la panadería con su padre, hasta los 14 años, cuando comenzó a actuar profesionalmente en la compañía de Pepe Marchena. Apenas cumplidos los 20 ya se le consideraba en plenitud artística, a raíz de la publicación en 1972 de su antología discográfica Mundo y formas de la guitarra flamenca. Comenzó a investigar, consciente de que la guitarra tenía infinitas posibilidades que apenas habían sido exploradas. La más ambiciosa de sus aportaciones a este arte es su constante búsqueda para integrar el flamenco en la música sinfónica. Varias obras de enorme interés, que han situado su nombre entre los grandes compositores de nuestro tiempo, jalonan esta inquietud del creador: Fantasía para guitarra y orquesta, Trebujena, Medea y Soleá -que en forma de ballet recorrieron el mundo-, Tauromagia o Aljibe. Algunas de ellas pasaron al disco. El guitarrista ha explicado las intenciones que le guiaron: "Yo quiero que los expertos de la música universal entiendan que se pueden acercar al flamenco, que no lo vean como algo tribal y tópico, que vean en el flamenco una rama musical que admite unos análisis musicales muy profundos y que tiene una calidad poética y musical extraordinarias". Y abundando sobre el mismo problema, declaraba en otra ocasión: "El flamenco es una filosofía, una manera de pensar y sentir de todo un pueblo y su tradición histórica. Es por ello por lo que yo tengo necesidad de contar más cosas del flamenco con otros sonidos y me voy a la orquesta e intento que la orquesta toque por siguiriyas, pero ojo, no que la orquesta acompañe por siguiriyas a un cantaor, sino que la orquesta asuma el sentimiento del flamenco y, como si fuese un solo instrumento, cuente ese espíritu y ese sonido mágico del flamenco". También compuso Manolo Sanlúcar, sobre idea de Lebrijano, una especie de ópera flamenca destinada a representarse en los escenarios, aunque hasta ahora no se ha hecho: "Ven y sígueme". Ha intervenido en varias películas.
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