El martes 28 de marzo de 2007 estuvimos en el aula de cultura del Barrio del Carmen de la capital murciana para presenciar la conferencia de Francisco José Paredes Rubio La Unión 1969, hijo del cantaor Alfonso Paredes "Niño Alfonso".
Paco Paredes disertó con una gran maestría, desde su propia convicción haciendo un magnifico recorrido dentro del mundo de La Saeta en la semana Santa, en el ciclo de Músicas Religiosa y Popular. La Saeta en Murcia. Muy bien ilustrada por el Cantaor Manuel Cuevas, un joven sevillano concretamente de Osuna. La Saeta es un cántico popular extendido por todo el territorio Español, y de una manera especial y muy intensa en todo el Mediterráneo y sur de Andalucía. La Saeta es un cante que se ejecuta sin acompañamiento, siendo el tema de sus coplas la Pasión y Muerte de Jesús. La mejor oración dicha, tiene que ser cantada, porque cantar es entablar una conversación con Dios, cantando la copla, al Cristo de los Mineros, es cuando el alma sale de la Mina, es estando en su base. La Saeta es convocada cada año en boca del minero "Cantaor" para lanzarlo como dardo o flecha, precisamente con la llegada de la semana más grande, que tantas veces hizo diana en el corazón de Dios.
La semana Santa es un recuerdo, recuerdo de un hecho, quizás el más importante que la humanidad ha podido vivir, como es la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, que conmemoramos cada año, cuando el nuevo ciclo de las estaciones nos trae el entrañable prólogo de la primavera. La época de la esperanza. Con frecuencia propios y extraños al acercarse estos días a nuestra cuenca minera, valoramos los principales aspectos culturales y sociales que este tiempo conlleva, para diferenciar en muchos casos su vertiente religiosa en una amalgama de sentimientos personalizados y rituales oficiales, abriéndose en la vida del creyente un paréntesis, para dar paso de ese portón imaginario que deja observar la llegada de la semana Santa, que hace cambiar la vida de la ciudad, con el trabajo constante de jóvenes y mayores, para que nuestras creencias y nuestra fé perduren en el tiempo.
En la tertulias, el tema central de las conversaciones será el desfile penitencial que se nos avecina, con el afán de superación con respecto al año anterior, y si además es para exponerlo al pueblo, tenemos un escenario tan ideal, para llevar a cabo la reconstrucción de aquel acontecimiento, como el que tenemos en nuestra ciudad, nos habremos introducido de lleno en el drama que sufrió el Salvador hace más de veinte siglos.
La procesión debe y tiene que ser el punto de mira donde se observe la culminación de una cuidadosa preparación espiritual que se ha tenido que llevar a cabo durante los días de la cuaresma, y entonces comprenderemos porque la semana Santa es la mayor, y nuestras calles se hacen templo, y la escenificación que en ellas se realizan no es folklore sino la conversión de nuestras vidas en un lugar Santo.
Donde las imágenes tienen y pueden ser admiradas incluso por aquellas personas que teniendo una fé rudimentaria, no cumplimos con nuestros deberes religiosos. Pero no debemos de olvidar en estos días de acudir a celebrar el triduo sacro, jueves Santo, la cena del Señor, viernes Santo pasión y muerte de Jesús, y sábado Santo vigilia pascual. Porque son los actos que comprenden el inigualable sentido cristiano, y en los que se representa el verdadero acontecimiento del paso de Cristo entre nosotros por las calles de nuestra ciudad, y la conmemoración más exacta de su pasión, muerte y resurrección para redimir al hombre.
Un saludo de Rufo Martínez La Unión 3 de abril de 2007
03 abril 3:01
Paco Paredes disertó con una gran maestría, desde su propia convicción haciendo un magnifico recorrido dentro del mundo de La Saeta en la semana Santa, en el ciclo de Músicas Religiosa y Popular. La Saeta en Murcia. Muy bien ilustrada por el Cantaor Manuel Cuevas, un joven sevillano concretamente de Osuna. La Saeta es un cántico popular extendido por todo el territorio Español, y de una manera especial y muy intensa en todo el Mediterráneo y sur de Andalucía. La Saeta es un cante que se ejecuta sin acompañamiento, siendo el tema de sus coplas la Pasión y Muerte de Jesús. La mejor oración dicha, tiene que ser cantada, porque cantar es entablar una conversación con Dios, cantando la copla, al Cristo de los Mineros, es cuando el alma sale de la Mina, es estando en su base. La Saeta es convocada cada año en boca del minero "Cantaor" para lanzarlo como dardo o flecha, precisamente con la llegada de la semana más grande, que tantas veces hizo diana en el corazón de Dios.
La semana Santa es un recuerdo, recuerdo de un hecho, quizás el más importante que la humanidad ha podido vivir, como es la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, que conmemoramos cada año, cuando el nuevo ciclo de las estaciones nos trae el entrañable prólogo de la primavera. La época de la esperanza. Con frecuencia propios y extraños al acercarse estos días a nuestra cuenca minera, valoramos los principales aspectos culturales y sociales que este tiempo conlleva, para diferenciar en muchos casos su vertiente religiosa en una amalgama de sentimientos personalizados y rituales oficiales, abriéndose en la vida del creyente un paréntesis, para dar paso de ese portón imaginario que deja observar la llegada de la semana Santa, que hace cambiar la vida de la ciudad, con el trabajo constante de jóvenes y mayores, para que nuestras creencias y nuestra fé perduren en el tiempo.
En la tertulias, el tema central de las conversaciones será el desfile penitencial que se nos avecina, con el afán de superación con respecto al año anterior, y si además es para exponerlo al pueblo, tenemos un escenario tan ideal, para llevar a cabo la reconstrucción de aquel acontecimiento, como el que tenemos en nuestra ciudad, nos habremos introducido de lleno en el drama que sufrió el Salvador hace más de veinte siglos.
La procesión debe y tiene que ser el punto de mira donde se observe la culminación de una cuidadosa preparación espiritual que se ha tenido que llevar a cabo durante los días de la cuaresma, y entonces comprenderemos porque la semana Santa es la mayor, y nuestras calles se hacen templo, y la escenificación que en ellas se realizan no es folklore sino la conversión de nuestras vidas en un lugar Santo.
Donde las imágenes tienen y pueden ser admiradas incluso por aquellas personas que teniendo una fé rudimentaria, no cumplimos con nuestros deberes religiosos. Pero no debemos de olvidar en estos días de acudir a celebrar el triduo sacro, jueves Santo, la cena del Señor, viernes Santo pasión y muerte de Jesús, y sábado Santo vigilia pascual. Porque son los actos que comprenden el inigualable sentido cristiano, y en los que se representa el verdadero acontecimiento del paso de Cristo entre nosotros por las calles de nuestra ciudad, y la conmemoración más exacta de su pasión, muerte y resurrección para redimir al hombre.
Un saludo de Rufo Martínez La Unión 3 de abril de 2007
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