Por Pedro Fernández Riquelme
La gala del mes de mayo programada por la Peña Flamenca de Sucina venía precedida de un gran interés por tres motivos: el cantaor Niño de Elche presentaba en la Región de Murcia su primer disco, tras haberlo hecho con gran éxito en Elche y Torrevieja. En segundo lugar, debutaba el joven tocaor malagueño afincado en Murcia Daniel Ramos y, por último, Murciajonda recibía un pequeño homenaje por sus tres años al servicio del flamenco de la Región de Murcia. Además, se dedicó la gala a la figura del Rojo el Alpargatero en el centenario de su muerte.
La gala del mes de mayo programada por la Peña Flamenca de Sucina venía precedida de un gran interés por tres motivos: el cantaor Niño de Elche presentaba en la Región de Murcia su primer disco, tras haberlo hecho con gran éxito en Elche y Torrevieja. En segundo lugar, debutaba el joven tocaor malagueño afincado en Murcia Daniel Ramos y, por último, Murciajonda recibía un pequeño homenaje por sus tres años al servicio del flamenco de la Región de Murcia. Además, se dedicó la gala a la figura del Rojo el Alpargatero en el centenario de su muerte.
Daniel Ramos nació en Málaga y reside en San Javier con su familia desde hace tres años. Este último curso marchó a Málaga para recibir clases de Antonio Soto y sin duda las ha aprovechado al máximo. Ejecutó con conocimiento malagueña, soleá y tientos-tangos. Hay madera para un buen guitarrista. A sus 16 años sólo puede ir a más. ¡Ánimo Dani!
Francisco Contreras, Niño de Elche, cantó peteneras, cinco palos a compás y fandangos sin micrófono. Si su fuerte era el compás, desde que trabaja en el tablao El Cordobés de Barcelona, su dominio de estos palos es total, marcaba el ritmo hasta a los palmeros que lo acompañaban. Los tangos y las bulerías por soleá fueron interpretados casi con maestría, subiendo y bajando la voz por donde se le antojaba. En los tonos altos, El Niño de Elche tiene una gran cualidad, debe trabajar más las caídas a tonos menores, sobre todo cuando interpreta palos como la canción por bulerías en el mismo tono, ya que le cuesta pellizcar. Fue un espectáculo completo, muy alegre, quizá eché en falta algún palo como la seguiriya de su último disco o alguna taranta para hacerlo más variado. Su disco es ambicioso, atrevido y variado, y eso debe reflejarlo en directo.
Yo concibo el flamenco como un acto ritual, litúrgico, casi catártico, por eso aconsejaría de buena fé a mi buen amigo y admirado Niño de Elche que no gaste bromas ni hable tanto entre cante y cante, porque se pierde la emoción despertada por su arte. Francisco Contreras posee enormes cualidades y afición, es ambicioso con su flamenco y gusta allá donde va; tiene un futuro esperanzador.
El toque de Juan Ramón Caro es el mejor que ha pasado por Sucina: cálido, sutil, delicado, armonioso y flamenquísimo. Parte del éxito de la gran Mayte Martín se debe a él. En el fin de fiesta las tornas se cambiaron, Caro hizo de cantaor interpretando unas bulerías y El Niño de Elche hizo de tocaor. Al baile, Emma Patón, de cinco años, nieta del vicepresidente de la Peña Melón de Oro de Lo Ferro, Andrés Patón. Una delicia.
Fotos: P. Fdez.