Patriarca y Ruiseñor del Cante Minero. Quiero deciros a todos los aficionados del mundo del Flamenco que el cantaor Pencho Cros, se encuentra hospitalizado hace unos días preparando su último viaje, tendremos que conformarnos.
En Homenaje A la Voz Minera de La Unión.
A mi amigo Pencho Cros, Patriarca y Ruiseñor del Cante Minero, no se podía aguantar tú arte, ese arte que salía de tu garganta y de tú corazón, en las madrugadas en el relente de tu pueblo minero. Con mis más sinceros recuerdos de tantas y tantas noches de buen cante, qué no daría yo Pencho Cros por volver a conocerte para poder contemplarte cantando tu Cante. Siempre serás la paloma brava cantando a los cuatro vientos con tus alas de majestad. Fuiste, y seguirás siempre siendo como una ola en la orilla de tu mar, con tus besos revueltos en manganeso, de gracia y de entrega a tu gente que era todo tu público incondicional como una familia. En la larga vida de la inmortalidad del arte. Tú siempre vivirás entre nosotros. Como Antonio Grau, “El Rojo el Alpargatero”, D. Antonio Chacón, La Niña de los Peines, Pepe Marchena, Manolo Caracol, Pepe de La Matrona, Manuel Ávila, Bernardo de los Lobitos, Jacinto Almaden, Eleuterio Andréu, Antonio Piñana, Manolo Romero, y todos los grandes entre los grandes, y muy especialmente entre los dioses Romanos, Íberos, Béticos, y Tartesos, “Menuda Fiesta en el Cielo”. A la voz Minera de La Unión por antonomasia, que lo mismo tirabas por la vereíta verde de los fandangos cabales, o cuando tú te metías por las galerías de la selva negra de los cantes mineros, de los que siempre hiciste gala. ¿Por qué, no te dió por cantar los Tangos de Carlos Gardel?, que siempre bien que te gustaron. ¿Por qué siempre te dió por el Cante Flamenco?, porque te corría por las venas, porque té dio por la dulzura de los cantes que tu madre te cantaba, como siempre nos lo decías tú al oído a todos nosotros, desde el dulce sueño de la inmortalidad del arte. A la memoria de este pueblo que te pondrá en alto pedestal, y si no, al tiempo, muy por encima de todo. Tú para siempre serás la voz minera de La Unión, Seguirás siempre siendo un clavel rojo encendido que hasta el fuego lo quemaba con tu condición tan generosa y desprendida. Ahora te evoco en esos largos conciertos de tu entrega al Flamenco, recuerdo cuando te sentabas en la terraza de un bar, al poco tiempo esa sentada se convertía en una reunión Flamenca, en la primera hora se convertía en el punto de partida, en la segunda hora te encontrabas con mayor poderío que en la primera, en la tercera hora, ya no se podía aguantar el arte de tu garganta y de tu corazón dolorio en la madrugada en el relente de los pueblos de España, como esperando el paso del Cristo de los Mineros para obsequiarle con tu saeta, y por supuesto de tus propias coplas mineras, tu propia memoria, tu propia infancia, tu adolescencia de aquel niño atraído por el Cante Flamenco, que quería ser artista, para no madrugar por la mañana. Que no daría yo Pencho Cros, por empezar de nuevo.
Autor: Rufo Martínez Cobacho. Octubre de 2007