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martes, 11 de junio de 2013

LA VERDAD ENTREVISTA A ROCÍO MÁRQUEZ QUE ACTÚA ESTA NOCHE EN EL AULA DE LA CAM MURCIA 11.06.13 A LAS 20:30H

«En Murcia me siento como en casa»En Murcia me siento como en casa.

La artista actúa hoy junto al guitarrista Manuel Herrera en el Aula de Cultura de CAM invitada por la Asociación Flamenca de la UMU. Rocío Márquez Cantaora

11.06.13 - 00:44 -
«Si partimos de que el ser humano es maravilloso, es posible llegar a un acuerdo en todas las situaciones, y en ese sentido, el arte puede ayudar mucho. Cuando yo escucho flamenco siento una energía diferente». Rocío Márquez (Huelva, 1985) habla bajito, casi en un susurro. Ha aprendido a confiar en la gente; en ella, dice, «tengo esperanza», y a ella, confiesa, «intento transmitir mi energía». Fue quizá ese deseo suyo de ayudar, de transmitir y de poner su granito de arena, lo que le llevó a cantar en el pozo leonés de Santa Cruz del Sil en julio del año pasado. Lo hizo para un grupo de mineros que llevaban encerrados en el pozo cerca de cincuenta días en protesta por el cierre de la galería y en defensa de sus puestos de trabajo. La iniciativa, propuesta por el publicista murciano Jorge Martínez, formó parte de un documental que acaba de recibir el premio Sol de Oro del Festival Iberoamericano de Comunicación Publicitaria. Lámpara Minera en 2008 y joven promesa del cante flamenco, Rocío Márquez ofrece esta tarde, a partir de las 20.30 horas, un recital de flamenco en el Aula de Cultura de CAM, invitada por la Asociación Flamenca de la Universidad de Murcia. Le acompañará al toque Manuel Herrero. La entrada cuesta cinco euros. 
 
-No es la primera vez que viene a cantar a Murcia, ha repetido en varias ocasiones, ¿qué siente cuando actúa aquí?
-Cuando me dicen que tengo que ir a cantar a Murcia no sabes la alegría que me da. Siempre digo que es una tierra a la que estoy muy agradecida porque su gente se ha portado muy bien conmigo y allí me han dado muchos premios. Antes de participar en el certamen de La Unión, estuve en Calasparra y en Jumilla, y también le tengo un cariño muy especial a Sucina. Pero es que además en Murcia tengo muchos amigos de los buenos buenos, de los que sabes que puedes contar con ellos en cualquier momento, por eso cuando vengo aquí no tengo la sensación de estar cantando en un sitio extraño; al contrario, aquí me siento como si estuviera en mi casa.
-¿Qué recuerda de esas primeras actuaciones en Calasparra y Jumilla?
  
-La primera vez que canté en Murcia fue en Calasparra, en 2007. De hecho, los amigos con los que sigo hablando y por los que vengo ahora son de allí. En Calasparra gané el premio al artista flamenco más completo, y quizá fue ese reconocimiento lo que me hizo replantearme participar un año después en La Unión; sin él, a lo mejor no me hubiese tirado a la piscina. 
 
-Precisamente La Unión acaba de presentar el cartel de la próxima edición del Festival del Cante de las Minas, ¿qué le parece?, ¿tiene intención de asistir a algún concierto?
-No sé si podré ir porque agosto es un mes de festivales, pero, ¡como tenga días libres, seguro que voy! De todos modos, aunque no vaya lo seguiré. Esos días siempre estoy pendiente de las noticias, hablo mucho con mis amigos y les pregunto: 'Oye, cómo va, quién ha cantado'. El cartel este año me parece estupendo, son todos grandísimos, pero es que todos los años hacen un cartel maravilloso. 
 
-El Festival Iberoamericano de Comunicación Publicitaria acaba de premiar el documental 'Minera' de Jorge Martínez. Ha pasado un año desde que bajó a la mina, pero ¿qué sintió allí abajo?
-Fue una experiencia muy impactante, y aunque pase el tiempo eso no se olvida nunca. Es difícil explicar con palabras lo que viví allí. Yo ya había cantado en otras minas y conocía lo que era actuar ahí abajo, pero, claro, esas minas en las que yo había cantado ya no estaban activas. La de León no estaba adaptada para visitas de turismo y nada más bajar empecé a sentir la presión de la tierra. Recuerdo que por el relieve del suelo las vagonetas producían un ruido que te llegaba al corazón. Era muy impactante. Luego, cuando llegas allí y ves a la gente, ves sus caras destrozadas, la mirada perdida... piensas en lo que somos capaces de llegar a hacer por defender lo que es nuestro. 
 
-¿Qué le marcó?
-La entereza de esos hombres y la emoción de sus ojos. Es una situación que además me toca de cerca porque yo tengo un tío que trabajó en la mina de Río Tinto. Él se pudo jubilar cuando la cerraron. Eran otros tiempos. En este caso, la cosa no se pudo arreglar y eso es lo que a mí me queda. 
 
-¿Se canta diferente ahí abajo?
-Totalmente. Allí la prioridad no es que el cante salga bien, que esté bonito, no; de hecho, ahí abajo el aire no te llega. Ya cuando íbamos bajando me costaba respirar, y supe que tenía que llevar cuidado porque no iba a poder alargar los cantes como lo hacía arriba. No cantas igual, pero tampoco lo haces arriba una vez que has salido porque la experiencia ya te ha marcado. 
 
-¿Qué aprendió de esa vivencia?
-Muchísimas cosas. Le agradezco mucho a Jorge Martínez que me pidiera que le ayudara a colaborar en este proyecto. Esto me ha enseñado lo bien que nos sienta a todos unirnos y colaborar los unos con los otros. Profesionalmente, aprendes a anteponer los sentimientos a la belleza del cante, y personalmente, admiré mucho la fuerza y la sensibilidad de las personas que estaban allí abajo. Pensaba en ellos: toda la vida trabajando en la mina, y de la noche a la mañana le quitan su forma de vivir. Sé, por Río Tinto, lo que es que un pueblo entero que ha sido centro económico desaparezca, y me indigna que nadie haya podido prever eso, que a nadie se le haya ocurrido que esto podía pasar y haya puesto antes una solución. 
 
-¿En qué tiene esperanza?
-Me considero una persona positiva. Siempre intento sacar lo bueno de cada situación, de todas las experiencias se aprende algo y yo tengo esperanza en la gente, confío plenamente en el ser humano. Si partimos de que todo ser humano es maravilloso es posible llegar a un acuerdo en todas la situaciones, y en ese sentido, el arte puede ayudar mucho. Cuando yo escucho flamenco siento una energía diferente. 
 
-¿A qué aspira?
-A poder transmitir emociones. No entiendo mi vida sin la música y sin el flamenco. No hablo solo como artista, sino también como espectadora. A mí la música me llena de ganas y me enriquece tanto que cuando tengo un mal día, escuchar a Marchena me hace feliz. 
 
-¿Qué va ofrecer hoy en Murcia?
-Voy a hacer un recital de corte tradicional. Aún no sé qué voy a cantar porque me gusta ir haciendo lo que sienta en ese momento pero hay palos como el fandango que seguro que voy a tocar. 
 

La cantaora Rocío Márquez, Lámpara Minera de La Unión en 2008. :: UNIVERSAL MUSIC SPAIN

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