La artista actúa hoy junto al
guitarrista Manuel Herrera en el Aula de Cultura de CAM invitada por la
Asociación Flamenca de la UMU. Rocío Márquez Cantaora
11.06.13 - 00:44 -
«Si partimos de que el ser humano es maravilloso, es
posible llegar a un acuerdo en todas las situaciones, y en ese sentido,
el arte puede ayudar mucho. Cuando yo escucho flamenco siento una
energía diferente». Rocío Márquez (Huelva, 1985) habla bajito, casi en
un susurro. Ha aprendido a confiar en la gente; en ella, dice, «tengo
esperanza», y a ella, confiesa, «intento transmitir mi energía». Fue
quizá ese deseo suyo de ayudar, de transmitir y de poner su granito de
arena, lo que le llevó a cantar en el pozo leonés de Santa Cruz del Sil
en julio del año pasado. Lo hizo para un grupo de mineros que llevaban
encerrados en el pozo cerca de cincuenta días en protesta por el cierre
de la galería y en defensa de sus puestos de trabajo. La iniciativa,
propuesta por el publicista murciano Jorge Martínez, formó parte de un
documental que acaba de recibir el premio Sol de Oro del Festival
Iberoamericano de Comunicación Publicitaria. Lámpara Minera en 2008 y
joven promesa del cante flamenco, Rocío Márquez ofrece esta tarde, a
partir de las 20.30 horas, un recital de flamenco en el Aula de Cultura
de CAM, invitada por la Asociación Flamenca de la Universidad de Murcia.
Le acompañará al toque Manuel Herrero. La entrada cuesta cinco euros.
-No es la primera vez que viene a cantar a Murcia, ha repetido en varias ocasiones, ¿qué siente cuando actúa aquí?
-Cuando me dicen que tengo que ir a cantar a Murcia no
sabes la alegría que me da. Siempre digo que es una tierra a la que
estoy muy agradecida porque su gente se ha portado muy bien conmigo y
allí me han dado muchos premios. Antes de participar en el certamen de
La Unión, estuve en Calasparra y en Jumilla, y también le tengo un
cariño muy especial a Sucina. Pero es que además en Murcia tengo muchos
amigos de los buenos buenos, de los que sabes que puedes contar con
ellos en cualquier momento, por eso cuando vengo aquí no tengo la
sensación de estar cantando en un sitio extraño; al contrario, aquí me
siento como si estuviera en mi casa.
-¿Qué recuerda de esas primeras actuaciones en Calasparra y Jumilla?
-La primera vez que canté en Murcia fue en Calasparra, en
2007. De hecho, los amigos con los que sigo hablando y por los que vengo
ahora son de allí. En Calasparra gané el premio al artista flamenco más
completo, y quizá fue ese reconocimiento lo que me hizo replantearme
participar un año después en La Unión; sin él, a lo mejor no me hubiese
tirado a la piscina.
-Precisamente La Unión acaba de presentar el
cartel de la próxima edición del Festival del Cante de las Minas, ¿qué
le parece?, ¿tiene intención de asistir a algún concierto?
-No sé si podré ir porque agosto es un mes de festivales,
pero, ¡como tenga días libres, seguro que voy! De todos modos, aunque no
vaya lo seguiré. Esos días siempre estoy pendiente de las noticias,
hablo mucho con mis amigos y les pregunto: 'Oye, cómo va, quién ha
cantado'. El cartel este año me parece estupendo, son todos grandísimos,
pero es que todos los años hacen un cartel maravilloso.
-El Festival Iberoamericano de Comunicación
Publicitaria acaba de premiar el documental 'Minera' de Jorge Martínez.
Ha pasado un año desde que bajó a la mina, pero ¿qué sintió allí abajo?
-Fue una experiencia muy impactante, y aunque pase el
tiempo eso no se olvida nunca. Es difícil explicar con palabras lo que
viví allí. Yo ya había cantado en otras minas y conocía lo que era
actuar ahí abajo, pero, claro, esas minas en las que yo había cantado ya
no estaban activas. La de León no estaba adaptada para visitas de
turismo y nada más bajar empecé a sentir la presión de la tierra.
Recuerdo que por el relieve del suelo las vagonetas producían un ruido
que te llegaba al corazón. Era muy impactante. Luego, cuando llegas allí
y ves a la gente, ves sus caras destrozadas, la mirada perdida...
piensas en lo que somos capaces de llegar a hacer por defender lo que es
nuestro.
-¿Qué le marcó?
-La entereza de esos hombres y la emoción de sus ojos. Es
una situación que además me toca de cerca porque yo tengo un tío que
trabajó en la mina de Río Tinto. Él se pudo jubilar cuando la cerraron.
Eran otros tiempos. En este caso, la cosa no se pudo arreglar y eso es
lo que a mí me queda.
-¿Se canta diferente ahí abajo?
-Totalmente. Allí la prioridad no es que el cante salga
bien, que esté bonito, no; de hecho, ahí abajo el aire no te llega. Ya
cuando íbamos bajando me costaba respirar, y supe que tenía que llevar
cuidado porque no iba a poder alargar los cantes como lo hacía arriba.
No cantas igual, pero tampoco lo haces arriba una vez que has salido
porque la experiencia ya te ha marcado.
-¿Qué aprendió de esa vivencia?
-Muchísimas cosas. Le agradezco mucho a Jorge Martínez que
me pidiera que le ayudara a colaborar en este proyecto. Esto me ha
enseñado lo bien que nos sienta a todos unirnos y colaborar los unos con
los otros. Profesionalmente, aprendes a anteponer los sentimientos a la
belleza del cante, y personalmente, admiré mucho la fuerza y la
sensibilidad de las personas que estaban allí abajo. Pensaba en ellos:
toda la vida trabajando en la mina, y de la noche a la mañana le quitan
su forma de vivir. Sé, por Río Tinto, lo que es que un pueblo entero que
ha sido centro económico desaparezca, y me indigna que nadie haya
podido prever eso, que a nadie se le haya ocurrido que esto podía pasar y
haya puesto antes una solución.
-¿En qué tiene esperanza?
-Me considero una persona positiva. Siempre intento sacar
lo bueno de cada situación, de todas las experiencias se aprende algo y
yo tengo esperanza en la gente, confío plenamente en el ser humano. Si
partimos de que todo ser humano es maravilloso es posible llegar a un
acuerdo en todas la situaciones, y en ese sentido, el arte puede ayudar
mucho. Cuando yo escucho flamenco siento una energía diferente.
-¿A qué aspira?
-A poder transmitir emociones. No entiendo mi vida sin la
música y sin el flamenco. No hablo solo como artista, sino también como
espectadora. A mí la música me llena de ganas y me enriquece tanto que
cuando tengo un mal día, escuchar a Marchena me hace feliz.
-¿Qué va ofrecer hoy en Murcia?
-Voy a hacer un recital de corte tradicional. Aún no sé qué
voy a cantar porque me gusta ir haciendo lo que sienta en ese momento
pero hay palos como el fandango que seguro que voy a tocar.
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