Norberto Torres diserta
sobre las diferencias entre guitarra clásica y flamenca; y Juan Vergillos
establece una conexión del flamenco con lo emocional como forma de
musicoterapia.
La Unión, 20
de julio de 2013.- El toque flamenco ha protagonizado la primera ponencia de la
última jornada del Congreso Universitario de Investigación sobre Flamenco, que
se viene desarrollando desde el jueves en la Casa del Piñón de La Unión. El
guitarrista investigador Norberto Torres, Doctor en Ciencias Sociales y
Humanas, ha disertado sobre “La guitarra pre-flamenca y guitarra
clásico-romántica en la primera mitad del siglo XIX: intercambios y préstamos”.
La guitarra
flamenca aparece en la segunda mitad del siglo XIX, pero Torres ha querido
documentar los antecedentes que existen desde el siglo XVI, deteniéndose
finalmente en la primera mitad del siglo XIX. En su tesis ha analizado la
tradición de guitarra rasgueada, cómo se mantuvo en España y en Andalucía
particularmente, aportando además fuentes literarias y musicales para ello.
También ha marcado las diferencias entre guitarra clásica y flamenca y su
separación como disciplinas, pero ha establecido puntos de coincidencia, como
el hecho de que un guitarrista culto del ámbito académico, Trinitario Huertas,
mantuvo la tradición guitarrística rasgueada, pese a que se renegaba de ella
históricamente.
La segunda
de las conferencias de esta mañana de sábado la ha desarrollado el escritor,
periodista y Premio Nacional de Flamencología en crítica flamenca, Juan
Vergillos, que bajo el título “Cuatro emociones flamencas”, ha querido conectar
el flamenco con lo emocional, aplicando su bagaje personal tanto en el flamenco
como en la psicología, basándose en su formación en Terapia Gestalt.
Partiendo de
la base de las cualidades curativas de la música, Vergillos sostiene que “el flamenco nos ayuda a conectar con las
emociones más básicas del ser humano, que es lo que más se necesita hoy en día.
La cultura se ha sofisticado hoy en día mucho y hemos perdido conexión con lo
instintivo, y el flamenco por sus características musicales, mucho más
primitivas, nos conecta con lo más primario del ser humano”. Vergillos sostiene que ”el flamenco es una forma de acceder a lo mejor de nosotros mismos, que
lo tenemos olvidado, y eso lo diferencia con otras artes occidentales, además
de que conecta con la civilización griega, que fue la primera establecer el
vínculo entre la música y la parte más genuina del ser humano”.
Y para ello
ha puesto como ejemplo cuatro estilos de flamenco como forma de acceder a
cuatro emociones básicas: las alegrías, que genera alegría como emoción básica;
la seguirilla, como manera de expresar en flamenco la agresividad o la ira; la
melancolía, relacionado con la soleá; y el miedo con los cantes mineros. Como
ejemplos, se ha podido ver y escuchar baile por alegrías, al maestro Agujetas
cantar por seguirillas, a Fernanda de Utrera cantando una soleá y a Pencho Cros
una minera.
Esta última
jornada del IV Congreso Universitario de Investigación sobre flamenco se
completará con la conferencia del cantaor, Lámpara Minera y director de la
Cátedra de Flamencología de la Universidad de Córdoba, Luis Pérez Cardoso,
“Luis de Córdoba”, que versará sobre “El Flamenco, un arte vivo”.
La clausura
del congreso correrá a cargo del Alcalde de La Unión y Presidente Ejecutivo de
la Fundación Cante de las Minas, Francisco Bernabé; el Secretario General de la
Consejería de Universidades, Empresa e Investigación de la Región de Murcia,
Antonio Navarro, y el Vicerrector de Desarrollo Estratégico y Formación de la
Universidad de Murcia, Fernando Martín.
La jornada
se cerrará con un Recital de cantes mineros a cargo de Encarnación Fernández (Lámpara
Minera 1979 y 1980), acompañada a la guitarra por Antonio Muñoz (Bordón Minero
1983 y Guitarrista Oficial del Festival).
Por otra parte, la
tarde de ayer contó con las conferencias del agitador cultural y experto en
flamenco, José Manuel Gamboa, y el flamencólogo y director de Suma Flamenca de Madrid, Juan
Verdú. En el primer caso, Gamboa hizo un repaso histórico por las antologías flamencas que se
dieron desde los años 50, que han supuesto uno de los grandes medios a través
del cual ha sido recopilada la música flamenca. En su ponencia fue
desentrañando la intrahistoria de las antologías que ilustres como Valderrama,
Pepe Marchena, Pepe de la Matrona o Sabicas grabaron en su época.
Por otra parte, la conferencia de Juan Verdú, titulada “El
Renacimiento del Flamenco en Madrid: 1980-2000 y sigue”, no era otra cosa que una
reivindicación de Madrid como casa del flamenco por excelencia, por donde “todos los buenos aficionados deben pasar,
sin importar de donde vengan”. Verdú contaba a los presentes sus vivencias
con Carmen Linares, Enrique Morente o los Habichuela, con quienes promovió gran
cantidad de festivales por todo Madrid y ayudaron a expandir el flamenco en la
que él mismo llama “la movida del flamenco”.
Historias de noches únicas con los más grandes artistas, en
los rincones más característicos como “la cueva” en el bar Candela, los
jardines de Cecilio Rodríguez en el Retiro madrileño o los conciertos flamencos
de los lunes en la rockera “Sala Revolver”, entre chupas de cuero y crestas de
colores. Para Verdú, “Madrid es ciudad de
la cultura, universal y acogedora, es como cuando vengo a La Unión, cuando
llegas, necesitas cinco minutos para sentirte como uno más”.
La agenda del día finalizaba con la actuación del guitarrista
unionense Antonio Muñoz, presentando temas de su disco Azafrán, en el Salón de
Actos de la Casa del Piñón.
Fuente: cantedelasminas.
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