Manuel Serrapí Sánchez "Niño Ricardo". Sevilla, 1904 - 1974. Guitarrista. Según su biógrafo Humberto J. Wilkes asimiló lo mejor de los tres colosos que cronológicamente le habían precedido: Montoya, Javier Molina y Manolo de Huelva. "Aprendió de ellos como maestros que eran y, como maestro, los superó. Se quedó con lo que podía enriquecerle, y le imprimió su estampa, su sello personal. Cuando Niño Ricardo integró las cualidades del triángulo, pudo liberarse y despegar, crear su propio estilo. Tenía por entonces cuarenta años, poseía una base muy sólida y estaba interiormente maduro. De Javier Molina aprendió mucho para el acompañamiento. De Ramón Montoya sus armonías, arpegios y dulzura, pero luego dio más relieve a sus falsetas. De Manolo de Huelva tomó el ritmo, la gracia y ese aire tan especial, sobre todo, por bulerías. Probablemente es la influencia de Montoya la más discernible en el toque de Ricardo. González Climent ha insistido en ella más de una vez. En 1957, por ejemplo, escribió (Cante en Córdoba): "Es el Niño Ricardo la síntesis convergente de la guitarra clásica del flamenquismo y la guitarra vertiginosamente evolucionada de la época moderna. En él resulta perfectamente armonizable la solemnidad y la esquematización sugestiva de don Ramón Montoya con las más exquisitas aportaciones del toque actual, en el que precisamente Ricardo es poco más o menos amo y señor". Y en 1964 añadía (Flamencología): "El Niño Ricardo racionaliza la belleza intuitiva, el engarce de sugestiones gráciles, pero incisivas, que hay en la guitarra de don Ramón Montoya". Hay quien considera a Ricardo el mejor acompañante al toque de todos los tiempos. El mismo González Climent señalaba que entonces -año 1957- se daba el caso portentoso de que no hubiera ningún cantaor a la altura del toque de este hombre. Quien explicaba su propia filosofía sobre el tema en los siguientes términos: "La guitarra y el toque tienen que sostener un diálogo. Ni el cante debe acallar a la guitarra ni esta salirle al paso al cante..." La única voz discordante, al parecer, en esta altísima apreciación fue la del cantaor Aurelio Sellés, quien reprochaba a Ricardo ser "incompleto, desordenado, abusivamente personal. Se escapa del cante y del compás. Conmigo, al menos, no podría acoplarse". Intervino en películas. El tiempo ha pasado y Niño Ricardo no ha perdido ese enorme prestigio. A fin de cuentas él valoraba su arte, el de la guitarra, más que ninguna otra cosa. En una ocasión dijo: "Yo he llorado viendo torear a Chichuelito un novillo de Carlos Núñez. El que no sienta así la guitarra... ¡malo!"